Introducción: En los primeros días del mes de enero de 1819, el juez pedáneo de Soto, Josef Ortega,
envió una carta al Provisor del Obispado de Córdoba, Dr. Manuel de Paz, en la cual
denunciaba el proceder del teniente de cura responsable de los pueblos de indios de Soto
y Pichana. Dicho teniente era el presbítero Salvador Isassa, quien había sido designado
por el párroco de Punilla, Julián Sueldo, para el sostenimiento espiritual de los pueblos
de indios del norte del curato (Soto, Pichana y La Higuera).
Según la denuncia presentada por Ortega, durante el sermón del día de reyes,
Isassa “escandalizó” a los indios invitándolos a la “insubordinación y desorden”,
instándolos a no pedir licencia para la siembra y recolección de cultivos de algarroba,
como también a no dar “contribución alguna a la Iglesia, por ser un robo”. Además,
agregaba que nadie tenía autoridad para imponer dichas actividades o pagos sino el
“Supremo Director”.1 (...)
Fil: Artero Ituarte, Inti Yanasú. Universidad Nacional de Mar del Plata. Facultad de Humanidades; Argentina.