El título del libro editado por Araceli Iravedra, en el año 2013, articula dos términos en apariencia antagónicos: “canon y compromiso”. La frecuente disociación1 de ambas nociones halla su principal asidero –como señala la mencionada autora– en la difundida propuesta de Harold Bloom. Como es sabido, el norteamericano postula en su controvertido estudio El canon occidental, de 1994, la separación taxativa entre estética y sociedad o ideología, “lo que cierra, de entrada, toda posibilidad a un canon del compromiso” (Iravedra, 12), subya-ciendo de esta manera –junto con la postulación del crítico de la absoluta inutilidad del arte– la consideración de que el componente ideológico o cual-quier “objetivo social” se halla reñido con la excelencia artística. Dichas concepciones –tan difundidas como discutidas– son desbrozadas y polemi-zadas por Iravedra en la Introducción al texto, así como por otros de los autores compilados por el volumen, para subrayar en cambio que tal división es, en verdad, falaz, pues acarrea viejos prejuicios en torno a la distinción entre forma estética y fondo ideológico, igualando en una peligrosa equiparación compromiso poético y pobreza estilística....
Fil: Leuci, Verónica. Universidad Nacional de Mar del Plata. Facultad de Humanidades. Departamento de Letras; Argentina.