Descripción:
Tal como han demostrado Roger Chartier (1993; 1994; 1995, 1999) y Anne-Marie Chartier y Jean Hebrard (1994), existe una fuerte relación entre la conformación de públicos lectores y subjetividades políticas. La preocupación por la alfabetización masiva tuvo su origen en el interés por construir un “ciudadano” acorde con las necesidades de la modernidad. En nuestro país, de acuerdo con Héctor Cucuzza y Roberta Spregelburd (2012), puede establecerse en la historia de la lectura un itinerario que iría del catecismo colonial hasta las netbooks distribuidas por el Estado Nacional en la actualidad.
La lectura literaria no escapa a esto, en particular cuando se la impulsa desde
programas estatales. Precisamente, el “Operativo Nacional de Distribución de Libros” es un gesto fundante no sólo por la magnitud de los envíos destinados a las escuelas, sino por la calidad de los textos y la forma de edición: se trata de libros completos, auténticos de circulación social, sin paratextos explicativos o didácticos.