Justificación:
Desde la década de 1980 la Educación Superior comenzó a atravesar, como tendencia de orden mundial, un proceso de ampliación y masificación. Grandes grupos poblacionales empezaron a transitar el nivel, incluido aquel denominado de primera generación. Aun así, la masificación en los ingresos contrajo nuevos desafíos en torno al sostenimiento de estudiantes. Los ingresos facilitados se tornaron en una pseudo inclusión en la que, por mecanismos internos, multitudes de estudiantes desistían. Esto produjo, en términos de Ezcurra (2011), una inclusión excluyente.
En nuestro país la Ley de Educación Superior (24521/95) demarcó la categoría del ingreso libre e irrestricto. Además, la Educación Superior vira hacía su idiosincrasia como derecho y no como privilegio. Cualquier persona debe tener la posibilidad de acceder al nivel. Donde hay un derecho, ha de haber un Estado que vele por el mismo. Ahora bien ¿Qué implicó la masificación y el consecuente abandono sistemático?
La Educación Superior como derecho se sostiene en tres pilares. Por un lado, el mencionado ingreso irrestricto. En segundo término, garantizar condiciones justas para el sostenimiento de acuerdo al claustro estudiantil ingresante. Por último, proponer instancias de terminalidad coherentes a la formación de grado. Las prácticas de la formación debieron ser repensadas, poniendo de manifiestos posibles fallos en el sistema y buscar nuevos modos de intervención. (...)
Fil: Braun, Rodrigo Nicolás . Universidad Nacional de Mar del Plata. Facultad de Humanidades. Departamento de Ciencias de la educación; Argentina.