Introducción:
Los asentamientos humanos en las zonas costeras y las actividades llevadas a cabo en las mismas impactan tanto por su intensidad como por su incorporación en un ámbito dinámico y frágil, que por ser particularmente atractivo, es valorado para la actividad turística en todo el mundo. La superposición de actividades extractivas, productivas, turísticas y urbanas excede la capacidad del sistema costero para mantener el equilibrio necesario para su conservación, ante la carencia de estrategias de planificación y manejo integrado (Moreno Castillo, 2005). Los espacios costeros actualmente se caracterizan por el desarrollo de actividades dentro de un sistema de interacciones entre la naturaleza y la sociedad. Por su condición de interfaz entre el mar y el continente, presentan características sensiblemente particulares, donde los procesos biológicos propios de las zonas costeras tienen un funcionamiento complejo y si sufren alteraciones en su dinámica natural, aumentan su vulnerabilidad. El proceso denominado litoralización es el avance de la ocupación intensiva de la costa consecuencia del desarrollo de actividades económicas, instalación de infraestructuras y servicios para el uso de los espacios costeros (Zdruli, 2008), que puede provocar tensiones y conflictos por la presión que se ejerce sobre el medio. Del mismo modo, las intervenciones a lo largo del tiempo han conformado escenarios de riego y de vulnerabilidad (Monti, 2011), que se exhiben a partir de los procesos inducidos por las acciones en sectores de gran dinámica natural y estructura ambiental friable. (...)
Fil: Vorano, Carla Elena. Universidad Nacional de Mar del Plata. Facultad de Humanidades. Departamento de Geografía; Argentina.