Descripción:
Introducción: "La Compañía respira en el más alto grado, la piedad y la santidad". Esta resuelta apreciación de Clemente XIII en 1765 detenta, observada retrospectivamente, un tono irónico. En los últimos seis años, la Compañía de Jesús había sido extrañada sucesivamente de Portugal y de Francia. Casi dos años después, la suerte de los hijos de Loyola en los dominios hispánicos quedó definida. El 27 de febrero de 1767, Carlos Ill rubricó en El Prado la real orden que decretaba la expulsión de los jesuitas. Pocos días después, el 1 de marzo, se emitió la instrucción de Aranda que contenía minuciosas instrucciones dedicados a los virreyes, presidentes y gobernadores de las Indias y Filipinas. A partir de julio de ese año, los jesuitas fueron desalojados de cada uno de los colegios, misiones o estancias que poseían. En 1773, el instituto de clérigos regulares fue suprimido. (...)