Descripción:
Reconocemos en Mallarmé la supremacía de una estética antimimética y espiritualista cuyo norte fundamental se asienta en la imagen y la experimentación verbal plantadas como expresión suprema del misterio de la existencia, evocando, sugiriendo, a través del ritmo y de la analogía esencial de la palabra hecha símbolo. Su intento de perfección le dicta una serie de eliminaciones expresivas que tienen por objeto reducir a sus elementos esenciales una lengua sustancialmente poética que escinde el lenguaje profano y cotidiano de aquel sagrado. El escritor catalán Jaime Gil de Biedma (1929-1990), uno de los exponentes más significativos de la generación del “medio siglo” español, fuertemente seducido por la figura del poeta “mayor” del simbolismo francés, ostenta el aporte de citas literales y reapropiaciones, en una devoción indisimulada en la que re-acentúa los ritmos y la obsesión formalista del maestro, al que abandona no obstante a la hora de definir con claridad los materiales de su poética.