Descripción:
Las escaleras pesaban más que el bolso. Eduardo pregunta en preceptoría dónde está el SUM. “Es al final del pasillo”, comenta el portero mientras barre. Llega a la puerta y piensa: “¿Por qué estoy tan nervioso, si voy a charlar con unos chicos de secundaria? Tal vez por el apuro, por todos los papeles que encontré a último momento. Es demasiada casualidad tropezar con eso a último momento.” Eduardo no puede dejar de sentir que es el depositario de una herencia literaria. Unas muecas que le hacen desde el interior del salón lo sacan de su ensimismamiento. De repente, la puerta se abre y aparece delante suyo la vicedirectora que lo saluda e invita a pasar.