Introducción: El desencadenamiento de la pandemia del COVID19 en marzo del 2020 y las medidas de aislamiento social preventivo y obligatorio transformaron las actividades básicas de producción y reproducción de la población, así como los modos de intervención de organizaciones sociales y gubernamentales orientadas a la satisfacción de necesidades y a la resolución de problemas. En este contexto se crean los Comités Barriales de Emergencia (CBE). Estos dispositivos de articulación entre las diferentes organizaciones e instituciones de un barrio con las diferentes instancias de los gobiernos (local, provincial y nacional). Como sostienen los entrevistados, se trata de espacios de articulación intercomunitaria, voluntaria, no estatal, de contención y tratamiento de situaciones de emergencia social en el contexto de crisis sanitaria en el Partido de General Pueyrredón – Mar del Plata y Batán –. Estos se crearon al iniciarse las medidas de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). Como se relatará más adelante, las organizaciones que tuvieron la iniciativa tomaron la decisión de dividir el partido en cuatro zonas según los puntos cardinales donde se distribuirían los CBE. Aunque inicialmente eran 16, a agosto del 2020 suman 31, abarcando a 81 barrios del partido General Pueyrredón. El criterio general que orientó la inclusión de las organizaciones de la sociedad civil que participan de los CBE fue que tuvieran presencia e injerencia directa en el territorio. De esta manera y según las particularidades de cada uno de ellos, se puede observar la participación de referentxs de las organizaciones populares y sociales, la Iglesia Católica y las Evangélicas, la Universidad Nacional de Mar del Plata, las sociedades de fomento, los centros de salud, las escuelas, los clubes de barrio y las familias que impulsaron comedores y merenderos. Es importante señalar que la diversidad en aspectos sociales, políticos y económicos que caracteriza al partido de General Pueyrredón, también se observa en los CBE. Como sostienen la mayoría de lxs entrevistadxs, las redes institucionales, sociales y políticas previas fueron vitales para la rápida organización de los CBE. La existencia de redes comunitarias creadas en las últimas décadas, generó una valiosa experiencia de articulaciones en los barrios entre las escuelas, las salitas, los espacios de los ministerios de desarrollo social a nivel nacional y provincial, entre otras.1 Lo mismo sucedió con las organizaciones de trabajadorxs de la economía popular, redes de comedores y merenderos, y otras asociaciones con anclaje territorial. Además, las redes de conocimiento y reconocimiento entre referentes sociales y dirigentes políticos con funciones ejecutivas o legislativas en el ámbito de General Pueyrredón, permitió que la articulación institucional fuese rápida y relativamente poco conflictiva. En relación a los CBE, la novedad fue hacer confluir lo institucional con lo territorial, fortaleciendo el tejido intercomunitario que derivó en una serie de ventajas que señalaremos más adelante. No obstante, se puede adelantar que los CBE se han vuelto un instrumento de gestión del conflicto y administración de recursos que beneficia a todas las partes. En este sentido, se está discutiendo su institucionalización, incluso más allá de la cuarentena. La emergencia de la ASPO impulsó que organizaciones con experiencia en los barrios populares, organizadas alrededor de las asociaciones de lxs trabajadorxs en la economía popular y con perspectiva de género, a proponer un modelo de contención social. La emergencia social declarada años atrás, sumada a la emergencia alimentaria, puso de manifiesto la situación de vulneración social de los sectores más pobres de la sociedad argentina....