Las playas se constituyen como uno de los ambientes más frágiles y sensibles a las
presiones humanas ya que se ubican en la estrecha zona de transición entre el mar y la tierra.
Estas áreas ofrecen recursos naturales, culturales e históricos que son aprovechados por la
sociedad, quien a su vez también influye en estos ambientes a través de los distintos usos,
actividades y acciones implementadas. Todos los ecosistemas, tanto terrestres como
marinos, brindan servicios ecosistémicos a la sociedad. Los mismos pueden definirse como
los beneficios que la sociedad obtiene de los ecosistemas (MEA, 2005). Los servicios
ecosistémicos de soporte, abastecimiento, regulación y culturales provistos por las playas
han registrado variaciones a causa de las acciones antrópicas.
El estudio de estos espacios es abordado bajo la óptica de los sistemas socioecológicos, los cuales surgen como resultado de la conjugación de sistemas naturales y
sistemas sociales, lo que da lugar a la conformación de un sistema integrado y complejo (Vidal
Hernández et al., 2020). Resulta fundamental evaluar si, bajo un escenario de persistencia
de las presiones sobre el sistema socio-ecológico, la provisión y el estado de estos servicios
se conservará, intensificará o disminuirá (Socrate y Verón, 2021). El empleo del enfoque
socio-ecológico permite analizar la provisión de servicios ecosistémicos, el comportamiento
de cada sistema (natural y social) frente a presiones y la integridad de los ecosistemas frente
a la creciente demanda de servicios ecosistémicos por parte de la humanidad (Berrouet et
al., 2018). (...)